CASUALIDAD
No sé si es realidad o fantasía, no sé si
estoy soñando o estoy despierto, hoy la vida me parece tan hermosa, hoy sé que
hay un motivo especial para vivir y también sé que nada sucede por casualidad.
Es tal vez el destino, la madre o el padre, aquel que forma y crea los
intrincados laberintos del futuro ó es tal vez algo que ya está escrito en el
libro de la vida de todo ser humano. Es quizás esta la razón exacta, el motivo imprescindible
que me hace comprender, que alguien mueve el invisible hilo de mi vida,
manejándolo a su antojo, jugando como dioses del Olimpo, a otra guerra épica
amorosa, creando en todos mis sentimientos, intrincados laberintos de deseos,
de ilusiones y pasiones, jugando conmigo como el gato y el ratón, para luego
sin piedad, arrastrarme por el desfiladero de la muerte y decepción.
No fue también en los cuentos de la Ilíada y
de Homero, en la guerra de los Griegos y los Troyanos, no hubo también ahí el desconsuelo.
El rapto de una diosa culpable de la guerra, ó fue Elena la de Troya también un
instrumento de los dioses. Tal vez París, Agamenón, el gran Héctor, Aquiles,
Telémaco, Príamo y Tarcila, se movieron al vaivén del hilo conductor del
caprichoso Zeus, ó quizás intervino también: Apolo, Afrodita, Juno, Hermes y
otros dioses, para reír a carcajadas, viendo luchar y morir a los humanos.
Es al comprender todo el pasado de la guerra
de los dioses y los humanos. Es entonces cuando siento que se oprime aquí en mi
pecho un gran temor y juro que no sé si atreverme; aventurarme en el futuro ó
simplemente esconderme en la barriga de ese caballo de Troya; ocultándome al
destino que el futuro ya me tiene preparado. ¿Cuál será el final de esta
odisea? Si no empieza todavía y ya me encuentro confundido, es tal vez el temor
de tanto sufrimiento acumulado ó es quizás una disculpa interior para no
sentirme derrotado. ¿Deseo pelear quizás esta mi última batalla? Implorare el
apoyo del gran Zeus, el padre de los dioses; de Apolo y Marte pediré sus
fuerzas para enfrentar esta batalla, Hermes será el correo que trasmita mis
mensajes, el gran Neptuno dirigirá mis naves hacia los mares más sentimentales
y a él le pediré prestado un coro de delfines, que canten armoniosas melodías y
lleven eternas y embrujadoras serenatas, las que solo puedan ser oídas por la
dueña de estas notas.
Yo sé y estoy seguro que Afrodita abogara por
mí; el corazón me dice que ella será ante ti mi defensora. También estoy seguro
que Juno la más bella, se acercara en tus sueños, te contara mil historias de
amores de los dioses. Te mostrara el Olimpo y sus palacios de cristales,
monumentos estos reservados a los dioses inmortales. Pero también te dirá que
solo serás feliz si tú estás junto a mí; no en el mundo de los dioses, sino en
el planeta tierra, Paraíso Celestial, lugar escogido por los siglos de los
siglos para ser la única morada de todos los mortales.
Al igual que a Helena la de Troya, inmortal en
su belleza inmaculada ó también quizás la Mona Liza inmortalizada en el lienzo
de Da vinci. Tú tienes una sonrisa embrujadora, también tu penetrante mirada es
atrayente y al compararte con Helena ó la Gioconda, veo que les ganas en
belleza y majestad, y es por ello que los dioses te protegen, ¡no es mentira lo
que escribo, te lo juro, solo digo la verdad! [...] Así te lo juro:
[Bienvenida seas mujer, al divino mundo de las
diosas.
Ati, Minerva, Juno y Elena la de Troya, te
saludan. Ellas,
Te rinden sus tributos por ser tú la más bella
y hermosa.
Igual también Ulises y Apolo. Hoy por ti se
enfrentaran,
Neptuno les obsequia… para empezar la gran
batalla.
Diez mil navíos de guerra […] que zarparan de
alta mar.
Al igual que en Troya, ya empieza otra guerra
por amor.
Cuantos años pelearan, quizás serán otros diez
más.
Así. Igual que a Elena, a ti mujer te duele el
corazón].
Entonces que se organice la batalla, que los
dioses nos muevan al vaivén de sus hilos conductores y como cual marionetas
disfrazadas de eternos enamorados, iremos al fragor de una lucha cuerpo a
cuerpo y mi espada chocara con ese escudo protector, en una lucha tenaz y sin
descanso, hasta quedar exhaustos y rendidos por el cansancio y el dolor. Ahora
entiendo y comprendo, porque todo tiene su causa y efecto, ahora sé que: “TODO
SE PAGA EN LA VIDA, NADA SUCEDE POR CASUALIDAD”.
Autor: Antonio Hernández Gutiérrez
Fecha: 08 de mayo de 2011
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País Colombia
Gran batalla de sentimientos, de emociones revoletean en el corazón y el alma.
ResponderEliminarLos dioses se han aliado y al conocer el amor tan grande que está floreciendo con seguridad favorecerán los pasos de la gran batalla final por AMOR.
En la vida suceden innumerables eventos, grandes guerras y batallas internas; con altas cargas violencia hacia sí mismo, se siente dolor y hay gran daño emocional; hasta que lo vamos comprendiendo.
Cada acontecimiento tiene sus causas, sus efectos y sus consecuencias.
Lo mejor es ir por la vida entregando lo más grande que tenemos-
Ser nosotros mismos con honestidad, respeto y sobretodo en los aspectos del AMOR.
Bellísima Prosa
La mitología nos enseña que los mismos Dioses eran habidos de amor, necesitaban ser amados y admirados, tenían sus esposas, sus hijos, heredaban sus tronos, algunos eran violentos, otros avaros deseosos de poder, se traicionaban entre ellos, disfrutaban al máximo el placer.
ResponderEliminarEn nuestra condición de mortales heredamos todo de ellos, el ser humano libra una batalla por amar, ser feliz y hasta mancha sus manos por defender lo que cree que le pertenece.
En el amor es como un vaivén de las olas del mar, con altibajos emocionales que causan cambios que afectan el comportamiento de una u otra manera, a veces para bien o para mal, lo importante es vivir con la conciencia tranquila.
Esta obra es bellísima en su contenido, fondo y forma, deja grandes reflexión, sobre el amor, la jerarquía he idiosincrasia de los pueblo.