martes, 29 de abril de 2014

EL TERCER DÍA.

Copo de Nieve, se extasiaba al contemplar la inmensidad del paisaje, que se extendía a su alrededor, la planicie era inmensa y a muy poca distancia, se observaban henchidos de nieve y protegidos con el sudario de la neblina, los dos picos más altos e importantes de esta serranía. Sabía que ELLA aparecería en cualquier momento, y no quería perderse por nada del mundo, el inolvidable espectáculo que su raudo y circunvalar vuelo presentaba. En realidad Copo de Nieve ya conocía de memoria, todo el espectáculo danzarino, que su amiga Águila Blanca realizaba el tercer día de cada semana.


Era algo que desde hacía mucho, muchísimo tiempo venía disfrutando, fue algo que descubrió por casualidad, le gustaba levantarse casi de madrugada, y abandonaba la choza en que vivía, en compañía de su madre y el cacique de la tribu (su padre), era un experto cazador, y ésto le ayudaba para levantarse sigilosamente sin despertar a sus padres, solía sentarse encima de un monumento monolítico, elaborado quizás por una cultura más antigua que la suya; tal vez los Chibchas o Mayas, del que creía ser descendiente directo. Desde ahí dominaba la mayor parte del paisaje, y podía ver con toda claridad, el rito mágico que le presentaba el astro Sol, cuando sus primeros rayos, tocaban los nevados de la serranía, con una fuerza instantánea, pero tan delicada, que más parecía que estos rayos, besaran y acariciaran la nevada. Copo de Nieve, día a día asistía a este mudo idilio de amor; y muchas veces creyó ver turbarse el semblante de la sierra, y ver cómo al tener contacto con el astro rey, toda su planicie, todas sus alturas, se convertían de pronto en una inmensa montaña de plata reluciente, como entregándose desnuda, para recibir el néctar embriagante del fuego abrasador. Pero hoy más que nada, Copo de Nieve esperaba, sabía que antes que el sol saliera en el horizonte, aparecería Ella y danzaría en su honor para la sierra. Ellos hacía mucho tiempo que eran amigos, una sincera amistad, que nació el día que Copo de Nieve encontró a Águila Blanca mal herida, tenía una ala rota, y en el muslo izquierdo una herida que sangraba profusamente. Copo de Nieve la observó, sabía por experiencia de experto cazador, que tenía a su alcance una fina pieza de caza; sabía que su plumaje, era apetecido por los turistas del Rodadero, y que su pico y garras eran bien pagadas por los criadores de gallos o dueños de galleras. La observó un buen rato, con el instinto del cazador que ha obtenido una buena pieza, tomo en sus manos el tosco cuchillo que cargaba, iba a rematarla, pero en ese instante sucedió algo insólito. El águila, como haciendo un supremo esfuerzo, levantó un pequeño vuelo, pero en vez de huir comenzó a efectuar un pequeño ritual, como danzando alrededor, pero era tal su agonía, que cayó tendida en la nieve completamente desfallecida, en ese preciso instante, el primer rayo del sol, tocó el nevado de la serranía, y Copo de Nieve supo que había nacido, el TERCER DÍA de la semana.

Ahora sentado en el monumento monolítico, recordaba cómo tomó la decisión de curarla y cuidarla hasta que sanara, después decidiría qué hacer con Ella, tal vez fuera su mascota. Fue una lucha tenaz y paciente contra la muerte, ÁGUILA BLANCA, como él la había bautizado, no reaccionaba, a pesar de que entablilló su ala rota y curó su muslo herido. AGUILA BLANCA, no daba señales de vida, solo sabia que seguía viva, por el débil latir de su corazón, se había vuelto un experto cazador de culebras, las que volvía pedacitos e introducía dentro del pico del águila, para poder alimentarla, todavía recordaba el intento de su loca y agónica danza, y ésto le recordó los rituales de su tribu en noches de luna llena. Copo de Nieve recordaba también, cómo le tocó subir hasta las cumbres del nevado de la serranía, para conseguir agua ,del Ojo de la Sierra, pues el brujo o Mamo de la tribu, le había dicho, cuando él le solicito un tratamiento para curar a su amiga: “Sube al Ojo de la Nevada, y toma del hilo de sus lágrimas, éste es el llanto más puro del mundo, y de esas lágrimas NACE EL GUATAPURÍ, agua bendita de los dioses”, dale a tu amiga agua del Guatapurí y ella se curará. Así lo hizo, y empezó a licuar los trocitos de culebras, con el agua del Guatapurí, y esperó pacientemente.

Era una madrugada de intenso frío, Copo de Nieve se sorprendió, del ruido intenso que percibía entre dormido y soñoliento: por un momento pensó que estaba soñando, y que el ruido era producto de su imaginación, pero al instante recordó a su amiga herida, y despertó sobresaltado; miro el sitio donde debía encontrarse Águila Blanca, y su corazón le dio un vuelco. Por un momento pensó que no podía siquiera respirar, a una distancia como de diez metros, Águila Blanca se erguía imponente, con sus enormes alas extendidas, como queriendo abarcar con la inmensidad de sus alas, todo el paisaje mañanero que la rodeaba. Sus membranas miraban fijamente a Copo de Nieve, que por un momento alcanzó a balbucear: Águila Blanca no me dejes, Águila Blanca lo miró fijamente, y rauda emprendió el vuelo hacia la inmensidad del horizonte. Copo de Nieve la vio alejarse, y cubrió entre sus manos su rostro lloroso; sabía que no volvería a ver a su amiga, pues ésta había emprendido el vuelo muy alto, como buscando nuevos horizontes, ya pronto llegaría la mañana, y no seria igual, ya no le importaba contemplar el mudo idilio entre el sol y la nevada, ya no encontraría atractivo, en el imponente paisaje de las cumbres de la serranía, solo sabía que con la llegada del nuevo día, llegaría el tercer día de la semana, y que Águila Blanca se había ido, en un día igual como en el que llegó. Un TERCER DIA DE LA SEMANA.

Pero no fue así, Águila Blanca no se marchó, antes de que el primer rayo del inmenso astro enrojecido, besara los picos y los nevados, en el horizonte apareció ELLA, Águila Blanca voló en círculo alrededor de Copo de Nieve, y luego descendió rauda y se poso al lado de su amigo. Copo de Nieve le acaricio su hermoso plumaje, admiró su porte de reina del espacio, entonces ELLA emprendió el vuelo nuevamente a las alturas, donde empezó una singular y sofisticada danza, en honor a la sierra. Extasiado contempló Copo de Nieve, el embriagante embrujo de una danza digna de una diosa, proyectándose desde las alturas, encerrando la incógnita y el misterio del TERCER DÍA DE LA SEMANA.

Autor: Antonio Hernández Gutiérrez
Fecha: 29 de Abril de 2014
Derechos Reservados © Copyright
País Colombia

2 comentarios:

  1. Cada día tiene su misterio, cada instante de tiempo es la oportunidad para aprender. Por muy experimentados que seamos, cada día es como un reto colmado de sorpresas, de regalos y mucha sabiduría. Bella historia, con seguridad Copo de nieve aprendió del amor al cuidar de su amiga, aprendió de la amistad, de la gratitud, y al final con certeza aprendió que por más hermosa que sea la tierra y el universo de todo lo creado es necesario el amor, la sensibilidad ante el padecimiento de los otros. Para que este hermoso paraíso que tenemos llamado tierra o universo de todo lo creado exista y viva es necesario el complemento del amor… de las buenas acciones.
    Gracias Poeta extraordinario relato hermosos argumentos literarios.

    ResponderEliminar
  2. Emilsen Tovar Mil gracias por comentar mis letras y es un placer tenerla dentro del circulo de mis amistades

    ResponderEliminar